«Todas las hojas son del viento
Ya que él las mueve hasta en la muerte
Todas las hojas son del viento
Menos la luz del sol»
Luis Alberto Spinetta
Cantante, guitarrista, poeta, escritor y compositor argentino
*
Era domingo, ese día en que todos los vecinos se van, las luces del callejón están apagadas y no hay nada que lo ilumine.
La noche negra como manto de duelo se erguía en una postura invisible.
Estaba dentro de la casa, el calor era sofocante todas las ventanas y la puerta estaban abiertas, esperanzada en que una brisa tierna se encargara de refrescar el ambiente.
Sentada a obscuras, metida dentro de la pantallita, de repente me saca de mi hipnosis una ráfaga veloz que se aposentó en el espacio.
Comenzó a soplar, fuerte, muy fuerte, cada vez lo hacía con más ansia, por instantes se escuchaba un leve silbido.
Las cortinas comenzaron una danza fantasmagórica donde un espectro se deleitaba con los faldeos, realizaba ondas que iban desde el nivel más bajo, subiendo más arriba del cortinero.
Parecía ser una hábil bailarina, una china poblana que con su atuendo hacía maravillas de figuras.
En un momento sentí como si la lluvia se hubiera desatado y golpeaba contra el piso, crepitaba.
Extraño para ser gotas, salvo que fueran de fuego, sin embargo no vislumbraba otra cosa.
Me asomé y en esa oscuridad tétrica una avalancha de hojas venían volando, cayeron en el suelo donde emprendieron con giros, hicieron una ronda, se corretearon, se subieron por los aires.
La ventisca las elevaba, las volvía un remolino, mientras el sonido crujiente no cesaba.
Me quedé un rato viendo ese movimiento, se desataba el miedo en esa noche prieta, donde la imaginación volaba.
Cerré las ventanas y me volví a mi sitio.
Poco a poco después de un rato, el enérgico soplo amainó.
A la mañana siguiente, colgado en la ventana como si pendiera de la nada, apareció un presente.
Una pequeña bailarina agitada por la brisa, hacía ochos con el meneo de su falda, evocando al infinito, en una danza misteriosa que absorbía la atención .
*

*
Hermoso regalo había dejado el viento suspendido en el aire, una escultura aérea que bullía con él.
MÉXICO
*
Te invito a visitar mi página de face
Y TAMBIÉN EL BLOG
puedes encontrar otras entradas que te interesen.
GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!

No olvidemos que las cosas en apariencia minúsculas, son las que valor ingente tendrán a la luenga. Bien dicen que la existencia, está proveída de estos momentos que deben fruirse. Éxito, me alborozó leer tu texto y un amplexo. Hasta la próxima.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es Daniel, los pequeños detalles que muchas veces ni vemos son a la larga los que nos dejan más provecho y alegría. Un abrazo grande y feliz fin de semana
Me gustaMe gusta
Es una escena muy bonita la que has descrito.
Me gusta mucho cuando el viento mueve las cortinas y también cuando hace bailar a las hojas.
Tiene razón el poeta, todas las hojas son suyas.
Abrazo, Themis.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Eva, tienes razón fue una hermosa escena, que llamaba a la atención, más por lo quieta que estaba la noche y ese silencio que muchas veces se apodera de ella y es muy sugestivo para la imaginación.
Un abrazo grande, pasa un lindo fin de semana
Me gustaMe gusta
Con una revolera se despide el calor acumulado para dejar hueco al aire de la noche y la hoja suspendida como único testigo del paseo del viento por un momento de verano. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así es Carlos, ella que ahí quedó suspendida como esperando su regreso para irse juntos a recorrer los caminos……………….un abrazo grande, gracias
Me gustaMe gusta
Themis, esta invitación ha sido de noche e igual de emocionante. Cada hoja tiene una historia, daría lo que fuera porque me las contaran. Bueno, al menos alguna. Tu relato es mágico y único, como todos. Claro, todos son únicos. Oye, y ¿Allí ves las estrellas?
Un fuerte abrazo Themis.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Maty, cada hoja cuenta su pasaje por esta tierra, que lindo sería que nos narraran sus historias, ese salto al vacío, ese desprendimiento, ese jugar con el viento, tantas y tantas cosas que le suceden.
Por aquí hay muchas estrellas y hay noches que se las ven muy claras, sobre todo cuando no hay luz, o en el monte, que tapizan el firmamento. También he visto las confunciones de los planetas, aunque dicen que ya no es como antes.
Un abrazo grande, gracias pos tus palabras
Me gustaMe gusta
La fuerza de la naturaleza nos sorprende, Somos como esas hojas que revuelan en los brazos del viento y no sabemos hacia donde nos lleva o en qué lugar nos deja por sorpresa. Muy buena observación, Themis, de aquello que vivimos y somos. Muchas gracias, Besos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Julie, siempre las hojas me hacen acordar a la Canción Mixteca cuando dice:
«Al verme tan solo y triste, cual hoja al viento
Quisiera llorar, quisiera morir ¡de sentimiento!»
La naturaleza es prodigiosa, nos asombra.
Un abrazo grande
Me gustaLe gusta a 1 persona