CUANDO EL ESPACIO SE TIÑE
Salí a dar la vuelta, mover un poco al recogimiento, más allá que cada día está más difícil la situación, se ha extendido mucho la pandemia y ya se ve el temor en gran parte de los pobladores, que utilizan el cubrebocas y mantienen la distancia, cosa que antes no hacían, como que no creían que podía ser verdad esto de los contagios o había vergüenza o quién sabe qué.
Más allá que hay quienes todavía no creen y a parte de no cuidarse quieren dar a entender que no pasa nada, que ellos son temerarios o un poco inconscientes.
Esta es la época que el pueblo se empieza a vestir de amarillo, cosa que me gusta mucho ya que tanto los árboles, como muchas plantas dejan plasmadas sus flores de ese color y los rayos dorados del sol bajan de una forma que parecería que todo deslumbra.
La sombra entre sombras que se comienza a teñir pausada y lenta de esa tonalidad que enaltece, que une a la cabeza y al corazón, que va llevando a la primavera, que nos ayuda a elevarnos por encima de todo, contemplar desde él a la vida y comprenderla en este nuevo renacimiento.
Nos acerca a la claridad, sin embargo hay que estar atentos pues demasiada luz enceguece y al enceguecido se le puede nublar el juicio y la consciencia.
Me gusta perseguir las sombras pues se van bruñendo y quedan coronadas por ese amarillo viejo que da la idea de estar en otro espacio, lejos muy lejos donde la luz se hace eco de un mundo sumergido en un baño de bronce.
La mía caminaba delante y ello me llevaba a topármela a cada paso y como hago muy seguido voy dando cuenta con su imagen por dónde viajo y en que me detengo.
Venía a mí la poesía de Julie Sopetrán que me la había enviado cuando escribí sobre las sombras en otra entrada a principio del año, cuando se habían escapado del cautiverio del invierno y se hacían presentes, relucientes pintadas con el color dador de energía vital del sol.
Me acompañaba, daban vueltas alguno de sus versos.
«No sé de qué colores hoy las sombras se tiñen
han llegado a mis ojos a celebrar la noche;
cansadas del camino, derraman su tristeza
se bañan en las aguas de mis internos llantos.»
Poco a poco ella se iluminaba con esa aura que su radiación le enviaba, la enaltecía y la elevaba y me quedaba embelesada rodeada de esos instantes que apresaban, donde ocres, amarillos, bailaban.
Con esa danza deslumbrante el Hermano que todos los días amanece se retiraba y llenaba la atmósfera de ondas incandescentes para despedirse y que la noche lo alcanzara.
«Sus vestidos de noche calientan mi penumbra
sombras que llegan, tantas, que ya no tengo espacio;
necesito salones para todas las sombras
y una sola me basta para llenar mis brazos…»
Saltaba de una a otra, me maravillaba al encontrarlas, allá a lo lejos, pequeña, escondida, esbelta, estilizada.
Aquí cercanas, rodeadas de flores que la coronaban.
«Se han quedado dormidas en mis ojos cerrados
con sus gestos, sus formas, sus carcomidos tintes
y ese afán de enredarse con el polvo que tocan.»
Así seguía mi camino, encontraba, esperaba que ese Astro Rey comenzara su descenso y siguiera tiñendo de ambarino todo lo que frente a él se cruzara.
«Dormidas y una sola recostada en mi pecho
fundiendo sol y tierra con el viento y el llanto
una sola, tu sombra, me celebra la vida.»
Poco a poco fue llegando, poco a poco fue dejando caer sus tintes más obscuros, cerrando el día con un despliegue de gestos que dejaba al movimiento paralizado, solo permitía estar extasiado en eso que frente a uno acontecía, era el cielo que se encumbraba para revelar lo sublime a quien abriera su corazón para presenciarlo.
***
El poema es: «LA SOMBRA AMADA», del libro inédito «LOS CINCELES DEL TACTO» de:
JULIE SOPETRÁN seudónimo de Julita González Barba, poeta, escritora, ensayista, periodista española, » es una de las mejores voces femeninas de la actual poesía castellana«.
A Julie la conocí a través del blog que escribe «El tiempo Habitado»
A los doce años su padre compró un monasterio ….
«Y de la infancia en el pueblo de Castilla donde nací, pasé a vivir, renací, entre las ruinas del Monasterio de Sopetrán, situado a doce kilómetros de Mohernando, nací en el Mur del Arcipreste de Hita. Crecí entre las ruinas eternas de Sopetrán, a los doce años comencé a escribir mis primeros versos. La soledad del viejo cenobio me inspiró la Palabra de los silencios.»
***
«Siento la magia de saber que existo
me fortalece ser y estar con vida,
bendita en la locura de saberme
yo sola en el camino de mi misma.
Nadie es peor que yo por más que quiera
y quiero ser mejor, siempre lo intento
pero no lo consigo… y me atormenta
Única en mi soy la noche de mis días
y luz resplandeciente de mis noches
Dios me hizo sola en mi: ¡La vida es mía!»
GRACIAS
MÉXICO
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!
Cierto que es una luz muy bonita y con una tonalidad amarilla bien viva.
Felicidades a Julie por su poesía.
Abrazo, Themis
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Si es una luz de desierto y cada día que pasa va quedando más el pueblo cubierta con ella a medida que el sol desciende y si a eso se le suma las flores sobre todo de unos árboles y de la sábila que florecen en estas fechas y el cielo cuando atardece es un espectáculo de gran regocijo. Me gusta mucho disfrutarlo. Gracias Eva un abrazo grande
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Gracias Evavill. Te mando mi abrazo.
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De nada, Julie 🙂
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Eres única e irrepetible.
Sensible y a la vez fuerte.
Dulce y a la vez sincera.
Amas con ese amor puro que la vida nos da y lo provechas en tus versos y poemas, como también en tu vida cotidiana.
Sigue asi Julia, eres un cielo!.
Pepamaibe@
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Así es Julie y su obra, sencillos y llenos de contenidos son sus versos que en pocas palabras pueden dejar plasmados los sentires más profundos. Gracias, un abrazo
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Gracias Pepa, gracias Themis… Besos a las dos.
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Un gusto Julie, un abrazo
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Gracias a tí, por estar ahi¡
Pepamaibe@
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Muchas gracias, Themis, ha sido un paseo delicioso por tu espacio que adivino de primavera, observando esos movimientos que nos llevan siempre a la belleza del
entorno en esas confidencias de las sombras. Gracias, muchas gracias, por compartir ese poema de uno de mis libros inéditos. Mereció la pena y es un honor para mi compartirlo contigo. Te mando mi abrazo y agradecimiento, amiga.
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Gracias a tí Julie por la poesía, es hermosa y venía perfecta para esta época, donde la retirada del invierno va dejando paso a esa primavera que se acerca y aún se está entre el recogimiento de los días grises y el renacimiento de la luz. Me dio mucho gusto el poder compartir contigo, un abrazo grandotote y gracias de nuevo
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Gracias siempre a ti. Me encantan tus temas. Besos.
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Un abrazo grande, feliz fin de semana
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Me encanta el término «cubrebocas» porque es realmente preciso porque muchas personas dejan su nariz sin cubrir. Un saludo!
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Hola José Manuel, no lo había visto así, pero tienes razón, te mando un abrazo, gracias
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Que hermosos los colores del atardecer para teñir de contraste, negro sobre ocre, los versos de Julie. Creo que mediante vuestro buen hacer ofrecéis una combinación impresionante. Un abrazo.
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Gracias Carlos, me pone contenta que te haya gustado y esas palabras que dedicas, te mando un abrazo grande
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Gracias, Carlos. Creo que Themis nos ofrece unos temas muy sugerentes. Gracias,
amigo.
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¡También es verdad! Julie.
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