Hoy entro a la década de los setenta años y en este año me despido de los sesenta, los cuales no volverán a ser, por lo menos en esta vida.
¡BIENVENIDO SEAN LOS SETENTA!
Es tiempo de preparar el camino para el recibimiento de la nueva década, tengo un año aún para estar en ello, sin embargo es bueno irse adaptando y acomodar todo aquello que sea necesario, para comenzarla ligera de equipaje, dispuesta a vivir lo que la Vida me depara, más unida a ella que nunca y sin otra esperanza que si hay que remontar el vuelo, sea liviano y con una sonrisa, en una danza en donde ambas fuerzas se fundan en un solo sentir.
Hoy me levanté emocionada, era mi cumpleaños, algo a lo cual nunca le di mucha relevancia, lo que es más ni en cuenta lo tenía.
Me percaté que algo era inusual adentro mío, cuando hace como un mes me preguntaron que iba a hacer para mi cumpleaños y en vez de la consabida respuesta de:
-Nada- algo cambió y dijo de muy adentro- voy a festejar.
La cara de sorpresa no se hizo esperar pues mi interlocutora sabía que no era mi forma, creo que en su vida había visto una celebración de mi cumpleaños que naciera de mi parte. A mí incluso me sorprendió esa respuesta.
Sin embargo hoy la entrada a los setenta años me hizo que mi despertar tuviera un sentido muy peculiar, diferente, como si me daba alegría estar ya en ese paso que marca el fin de los 69, una década que le falta un poquito para cerrarse, agradeciendo todo este tiempo que la Vida me regaló y me sigue regalando, días nuevos para seguirla descubriendo y asombrándome con ella, con todos sus altos y sus bajones.
Hoy es como si los setenta se estuvieran gestando, es el recién concebido que ahí está, ya se adhirió, ya pasó a ser parte de aquel ser anterior y tendrá la posibilidad de nacer de nuevo, con toda la experiencia y en el:
CAMINO AL REJUVENICIMIENTO
No sabía muy bien a que me referí cuando dije eso, pues algo nació de muy adentro que fue quien respondió.
Está bien, vamos a ver que será el “festejarlo”, pues eso de la sociabilidad no se me da muy bien por lo menos con los humanos, en fin, tener paciencia y esperar a los acontecimientos.
Eso sí que sería una fiesta con muchas sorpresas me lo imaginaba y como las verdaderas celebraciones iba a durar varios días.
Quería ir a visitar un lugar nuevo que hace un tiempo lo estoy pensando, sin embargo aún no se han alineado los factores como para que se de, algún día, incluso a veces cuando uno ya se olvidó de él, es cuando aparece la oportunidad.
Quien me llamó indudablemente fue el desierto, que ya tuvo a bien Arturo en Face en desasnarme, lo cual agradezco, informándome que:
” No es desierto. Es una zona semiárida con matorral y elementos de selva seca como la Bursera que muestras”.
Eso fue en la entrada que habla sobre “EL ÁRBOL ROJO”.

Con ello me quedó aún más claro su misterio, esa apariencia de ser todo igual y la diversidad que guarda, ahora para verla hay que estar muy atenta, pues los tamaños varían, y se mimetizan, no se hacen notar, aparentan igualdad sí eso de que los extremos se juntan como aquí lo árido con lo fértil (abundante), en esta combinación y tienen una manera muy propia de relacionarse, de coexistencia .
No había mucha energía como para ir a explorar una región nueva, aquí estaba la garantía del silencio, eso era lo que buscaba para esa gestación y la implantación de esa nueva iniciación que iba a germinar, a la cual había que empezar a nutrirla con todas aquellas cosas que la hicieran consistente frente a esa Fuerza a la cual se debe sumisión, ya que es quien decide los aconteceres que la Vida nos depara, observar las señales que nos fuera a enviar y tenerlas en cuenta para futuros acontecimientos.
A la zona semiárida, el “Desierto” para mí, la forma en la cual lo bauticé, para allá nos fuimos.
La llegada nada más lleva unos días de adaptación, pues son difíciles los cambios de frecuencia y hay que dejar que el cuerpo se pueda integrar en ellos, en la montaña es como si se estuviera en el Cielo, entre nubes
y aquí como si se llegara a la Tierra, a los principios de ella, a una de sus partes más longevas.
Hablando a donde ir en esta vuelta, había varias opciones, quería conocer una salina, los prismas basálticos, estar en la obscuridad del lugar cuando se hiciera la noche era otra de las cosas buscadas, para ello habíamos pensado en trasladarnos a otro pueblecito más adentro del desierto y quedarnos a pasar la noche, la cuestión era el transporte para llegar a él se dificultaba un poco, quien me acompañaba hablaba de una corriente de agua, sin embargo en esta zona estaba un poco difícil, también se manejaron otras alternativas que fueron abandonadas por diferentes causas.

No era un viaje turístico, no era importante ni siquiera conocer algo, era estar ahí en el lugar, compenetrado en él, marcar sencillamente un rumbo, hacia donde y ver con lo que uno se podía encontrar.
Lo más relevante era poder caminar, subir cerros, encontrarse con el silencio, volverse parte del entorno y olvidarse del mundo cotidiano que nos rodea, ir descubriendo rincones donde la magia se hace cargo de ellos, donde quién sabe cuánto tiempo hace que nadie se para por ellos y guardan las fuerzas de la Creación en su entorno. Buscar un lugar a donde sentarse y permanecer ahí, rodeado de la Naturaleza, entre esa vegetación que evoca su historia.
Al otro día de haber llegado era mi cumpleaños, estaba feliz, salimos a dar la vuelta por uno de los cerros que están detrás del lugar en donde nos hospedábamos, ya que estábamos cansados y parecía que la lluvia llegaría en cualquier momento.
Iba en busca de sotolines, los cuales son unas plantas muy longevas, me atraen de una forma muy especial, tienen algo en ellos, son de una belleza, de un garbo, de una entereza que sorprenden, también está el hecho que energetizan, cada uno tiene como su propia personalidad y se presentan de una manera que a veces encantan y por otro lado estoy escribiendo sobre ellos y los quiero conocer más.
Como regalo me daban que estaban florecidos y sus penachos amarillos sobresalían dentro del entorno y se hacían visibles.
De subida nada más un mini cactus de esos columnares que luego pueden llegar a crecer muchos metros, ahí estaba escondidito, pequeño, pequeñito, asomándose recién a la vida. Me quedé contemplándolo era hermoso, daba ternura el verlo, era como estar frente a un “cachorrito” de los cactus, a su cría.
Íbamos de subida y se sintió el ¡TIN, TILIN, TILIN!, el cencerro de una guía chiva, al ratito nomás nos encontramos con ellas, que abundan mucho por la región, las llevaban a su corral.
Pasaron corriendo a nuestro lado, como espantadas de ver a desconocidos, aunque algunas muy curiosas se detuvieron a mirar. enlenteciendo la marcha.
Dos pequeñitas se quedaron rezagadas y se les veía como movían sus patitas lo más rápido que podían, era un gozo verlas.
La Vida sorprendía con los retoños de los seres vivientes del lugar, eso hacía que mi interior se impregnara con una energía nueva, reestablecida, donde a cada momento me hacía vibrar con más intensidad. Era tan hermoso verlos surgir a la vida, otro regalo que recibía.
Seguimos subiendo un muy buen trecho, muchos sotolines se iban apareciendo, en eso estaba fotografiando a uno de ellos cuando se empieza a ver relámpagos en el horizonte, decidimos regresar.
Dimos la vuelta, tomamos el camino, a pesar de las ganas de seguir adelante internándonos en esos parajes donde a medida que uno encuentra sus brechas se van haciendo más originales, menos visitados por nadie, ausentes de vibraciones alteradas civilizadas.
Al ratito empezó la lluvia, llovía y llovía, por más que emprendimos el regreso antes que se desatara, nos tuvimos que quedar un buen rato guarecidos esperando que cesara, por otra parte no nos libramos de una buena empapada, el agua que caía era un regalo que los Cielos me hacían.
Habíamos visto una subida al cerro que quién sabe a dónde dirigía, más allá que parecía que podía abrirse para llegar a otro cerro más alto que estaba por detrás, así que nos quedamos con la curiosidad de volver a intentar el camino y ver hasta dónde nos llevaba esa brecha que se asomaba.
CONTINUARÁ…..
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!
Themis, que precioso festejo de cumple, envidio sanamente tu energia para subir y bajar cerros y mas que nada que cumplieras con un sueño postergado, a seguir asi, abrazo muy fuerte
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Gracias, la energía surge de la práctica misma, cuanto más lo haces, más en condición estás, es la voluntad la que cuenta. Un abrazo
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Ante todo, Themis: ¡muchas felicidades!
A lo mejor algún día me pasa como a ti y me gusta celebrar mi cumpleaños pero, por el momento, dejo que pase de largo.
Tal vez el cielo te regaló la lluvia por saberlo mirar tan bien.
Un fuerte abrazo y que sigas disfrutando de la vida en esta nueva década.
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Gracias Eva, hacía lo mismo hasta este, donde mi festejo fue muy a mi manera y a la que la Vida me mandó, donde no sólo me regaló la lluvia sino me mandó varias sorpresas y aventuras que las iré contando. Un abrazo grande
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Bellisimo !!! Espero el proximo!!
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Gracias, es algo inesperado lo que sucederá, otro regalo de la vida. Un abrazo
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Enhorabuena Themis por poseer esa capacidad para celebrar cada jornada como si fuera un regalo de cumpleaños, creo que tú eres el mejor obsequio. Muchas felicidades. Un abrazo.
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Gracias Carlos, te mando un abrazo grande
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