Cuando la burrita fue nombrada
La burrita era la burrita, así se le decía, sin haberse cuestionado el ponerle un nombre, hasta que alguien se dio cuenta que burrita no era una forma de llamarla, sino que había que buscarle uno adecuado.
Supuestamente tenía que ser yo quien se lo pusiera, claro que todos hacían sugerencias de cómo le gustaría que se llamara, Rosita, Florcita, Mariposita y cosas por el estilo, sin embargo la decisión final era mía.
En lo personal no había ninguno que me cuadrara, sentía que no iban con su temperamento, era como si tuviera que nacer igual que en el caso del Chimichurri, que brotó muy de adentro sin pasar por la mente.
Pasó el tiempo y yo nada que la nombrara, hasta que un día, que algo estaba haciendo no recuerdo qué, si uno de sus berrinches que llegaban a tener dimensiones de una excelente artista, vino a mi cabeza Shiva el dios hinduista de la representación y antes de pensarlo dije:
-Shiva, así se va a llamar
Todos quedaron asombrados, ya que no se esperaban que en ese momento fuera nombrada, me miraron con cara de eso qué es, pues no sonaba a ningún idioma conocido, era igual que Chimichurri y pienso yo que el haberlos agarrado de sorpresa, sumado a la fonética de la palabra, causó la hilaridad y empezaron a reír, reír y reír.
Sin entender mucho aceptaron el nombre pues no era discutible si yo lo había decidido así, claro recordarlo les llevo su tiempo.
Shiva es el dios de la naturaleza, dios del caos, de la representación, de los marginados, protectora de los cazadores, leñadores, de los trabajos sencillos, de todos aquellos que son diferentes, que no llevan una vida normal, es el dios de los animales, les da naturaleza divina, más allá que es maléfica o benéfica, destruye y crea a la vez, es la totalidad y muchas cosas más, pero como no es para hablar del Dios Hinduista por aquí dejo el tema.
Así quedó apodada.
Cuando algo no era de su gusto o buscaba que se le diera algo que ella deseaba, comenzaba a hacer un berrinche, primero: rebuznaba, pegando unos gritos cada vez más fuertes, luego se tiraba al piso sin dejar de hacerlo,
para luego pasar a quedarse quieta como si estuviera muerta,
con los ojos cerrados, eso sí, las orejas muy bien paradas y no se levantaba hasta que alguien le hablaba con palabras dulces
-¿Qué le pasa a mi burrita Shiva que está ahí tirada en el piso?
Pues esto lo traía de cuando el dueño de la casa el cual había caído bajo los encantos de ella empezó a llamarla:” mi burrita”. Esto sucedió apenas había llegado, el mismo día.
-¿Qué quiere mi burrita?- mientras ocultaba en su espalda o en una bolsa granos de maíz o una fruta que eran su locura o la dejaba entrar en la cocina.
Esto no conformaba a su esposa que no estaba de acuerdo que se le estuviera dando comida a cada rato y se la tratara como persona, burra era burra y así había que tratarla, a parte no le gustaba que agarraran su maíz, que ya lo tenía desgranado para cocinarlo, pues eso sí, eran pocos los que colaboraban en los asuntos femeninos, ya que todos los que habitaban en la casa eran hombres, pues habían tenido nueve y una sola mujer que se había huido con su novio y formado su familia, esto es otra historia que luego tal vez un día les cuente, así que la madre estaba sola para atender a todos, más allá que en la casa solo quedaban cuatro y el esposo.
Era un espectáculo verla en su pleno arrebato, lo que la volvió famosa por sus actuaciones y el comentario de la mayor parte de los pobladores que la conocían, que reían frente a las ocurrencias de la burra.
El Chimi era el que a veces se preocupaba pues veía que no sabía muy bien qué hacer con ella, pues se ponía cargosa, cuando quería algo venía y rebuznaba en la puerta del cuarto, el perro siempre hacía alguna acción para alejarla, como ponerse delante de ella, cosa que la enfurecía y lo sacaba corriendo, de esa forma se ponía a evitar que el perro pasara y se alejaba.
Eran algunas escenas de no creerse, más allá que promovían la risa, por otro lado a veces era fastidiosa e inadecuada.
Ahí el Chimi aprendió a ver la situación y cuando él se tenía que hacer cargo de llevársela, como esta vez que les voy a contar.
A Shiva le gustaba caminar y estarse en el alero de la casa, cosa que era la única equina que se lo permitían, ella podía echarse, en el medio del mismo y nadie que la molestara.
Un día habían venido unas jóvenes a retratarse en la casa, Shiva se les iba encima y las otras se asustaban, y yo que no podía entre sacar la foto y correr a la burra, ahí el Chimi se puso en acción, tomó la cuerda y la empezó a jalar con tanta fuerza hasta que la hizo desistir de su acción y se dio la vuelta.
Ese día fue realmente cuando Chimi me ganó el corazón, ver el entendimiento al cual podíamos llegar y cómo me ayudaba a solucionar mis obstáculos, esa cualidad valía más que cualquier cosa.
Muy feliz quedó el Chimi de haberlo podido lograr y siempre que algo así sucedía venía por su recompensa que era unas cuantas caricias en su cabeza.
Claro también gozaba de algunos beneficios como sentarse en mi silla y dormir muy tranquilo sobre todo cuando hacía frío, cosa que a no todos le caía bien que así fuera.
Entre una cosa y la otra los dos fueron creciendo y comenzaron a volverse útiles en muchas labores, al Chimi le empezó a gustar el acompañarlos a la milpa, siguiendo de atrás a los caballos o ir por leña con alguno de ellos.
Mientras a Shiva se le empezó a enseñar a cargar, cosa que para nada le gustaba, pero esto será otra historia que la dejo para otra vuelta.
Continuará……
México
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Es sorprendente la forma en que un animal sabe encontrar su sitio y además exigir sin aportar nada a cambio. La historia revela que los canes además de fieles amigos e inteligentes guardianes tienen mejor conformar pues sólo anhelan algunos gestos de cariño. Un abrazo.
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Sorprenden mucho los animales en la relación con el humano, en sus exigencias como bien dices sin aportar a veces nada.
El perro busca más a veces la compañía y el sentirse querido, un abrazo
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¡Pero qué temperamental esa burrita! No me imaginaba que un animal podía montar esos numeritos. Me ha caído muy bien.
Abrazo, Themis
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¡Qué maleducada!, yo tampoco sabía que hacían esas cosas, estaba muy loca y el contacto humano consintiéndola, realmente era un espectáculo, luego seguiré contando, un abrazo
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Preciosa la historia.
Tengo que leer las otras tres partes que no leí.
Ya me daré la vuelta.
Me encanta la barrita.
Saludos Themis
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Gracias Esperanza, aún va a seguir, un abrazo
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Era burrita no barrita jaja. Este teclado me juega sucio jaja. Gracias amigo.
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Suele suceder, un abrazo y feliz lunes, gracias
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