La noche ya se había instalado,
el pueblo se vestía de fiesta, se acercaba la hora del Nacimiento del Niño Jesús y con ello la celebración de la novena y última Posada.
Las Posadas son las fiestas que durante nueve días se realizan en México para recibir la llegada de Jesús.
Cada una tiene su significado ésta es: La generosidad para entregarse al servicio de Dios.
En el pueblo se realizan varias, ya que cada barrio las organiza.
Me fui a festejarla con los vecinos que se estaban juntando en la casa que la noche anterior había acogido a María y José e iniciarían el peregrinaje a su nuevo lugar de acogida, donde se celebraría el Nacimiento.
La procesión abrió camino cuesta arriba, los niños la encabezaban con la campana anunciando el pasaje de la misma por las diferentes calles, que invitaba a que otros peregrinos se unieran a ella y las estrellas llevando las velas.
El humo del copal, el que no falta en todos estos momentos, aromatizaba el ambiente, llenándolo de paz y congregándonos en un solo sentir.
Cada vez se iba haciendo más grande, el Ora Pro Nobis en todo su esplendor pronunciado por los peregrinos, con la música de violines y guitarras, hace que todos se compenetren y se unan al instante.
Es un momento muy trascendente para todos pues lleva a la unión y protección de la comunidad, que se olvidan de todo lo que acontece en su vida, para entregarse al momento sin que allá otra cosa más importante que esperar la llegada de una esperanza, de un nuevo renacimiento, de una nueva vida.
La procesión sigue su marcha con paso lento pero constante, está lejos la casa que nos recibirá, se suben y se bajan escaleras, fundamentales en un pueblo construido en la ladera de una montaña.
Los cohetones que son la avanzada de la procesión explotan en los aires, anunciando el camino a los rezagados.
La distancia no se siente, se fluye en ese río donde parecería que los pies no tocan el suelo, se va inmerso en un solo corazón que late al ritmo de lo sagrado del momento, la fé de este pueblo volcada en ello, hace que el Espíritu esperado, resuene en todos y el júbilo se proyecta a todo el Universo.
De esa forma se llega a la casa que dará posada, donde se cantarán las letanías, se abrirá la puerta, recibiendo a todos los peregrinos, se compartirá el alimento, se arrullará al Niño y con ello se festejará la llegada de la Navidad, para regocijo de toda la concurrencia.
A todos les deseo una muy FELIZ NAVIDAD y que el Espíritu de la Esperanza llegue a sus puertas y les inunde el corazón dándoles la fe de que un mundo mejor es posible si todos nos abocamos a ello, simplemente tomando conciencia que el cambio comienza por uno mismo, siendo cada día mejores y creando hermandad entre los seres vivientes de este Universo.
Aquí los dejo con el video de la Posada, espero lo disfruten
SIERRA MAZATECA, MÉXICO
Feliz Navidad Themis, muchas gracias por compartir esta experiencia. Un abrazo.
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Gracias a tí por leerla y por tener siempre un comentario de mis entradas. Otro abrazo
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Gran artículo, como siempre. Una gran tradición que me tocó vivir en todo su esplendor en mi niñez y que, en la actualidad, pocos lugares lo siguen haciendo como antes.
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Así es Arpon, en donde yo vivo se siguen festejando dentro de la vieja usanza, eso es lo bonito que aún perduren las tradiciones y que las diferentes generaciones se involucren en ello. Un abrazo y gracias por compartir
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Reblogueó esto en Espacio de Arpon Files.
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